El Embajador Lyu Fan publica artículo en Expansión
2019-06-24 17:27

FRICCIONES COMERCIALES CHINA-EE.UU.: MENTIRAS Y VERDADES

 

(Lyu Fan, Embajador de la R.P. China en España)

 

En estos momentos, las fricciones económicas y comerciales entre China y EE.UU. es el tema más candente que despierta gran preocupación en la comunidad internacional.

 

Altos funcionarios del Gobierno estadounidense, tergiversando la realidad, atribuyen estas fricciones a la parte china. Las mentiras están engañando y orientando equivocadamente al público.

 

Con el fin de aclarar la verdad de los hechos, el Gobierno chino publicó el 2 de junio el libro blanco Posición de China sobre las Consultas Económicas y Comerciales China-EE.UU.

 

1. ¿"China retrocede en las consultas comerciales"?

 

Es sabido de todos que el actual Gobierno estadounidense, siguiendo la política de "América primero", ha adoptado una serie de medidas de unilateralismo y proteccionismo, imponiendo sus intereses y demandas al resto del mundo.

 

Recurriendo al aumento de aranceles aduaneros, EE.UU. ha provocado fricciones económicas y comerciales con sus principales socios comerciales, siendo los objetivos del ataque China, la Unión Europea, Canadá, México y Japón. El impacto de este aumento arancelario también ha afectado a España, porque en 2018 la exportación española de olivos negros a EE.UU. se redujo en un 42%.

 

Las medidas de proteccionismo comercial de EE.UU., contrarias a las reglas de la Organización Mundial del Comercio, perjudican el sistema multilateral comercial y suponen severos desafíos para la recuperación de la economía global.

 

 

Si bien el Gobierno estadounidense ha provocado fricciones económicas y comerciales, China sigue haciendo esfuerzo para neutralizar las discrepancias mediante consultas.

 

Es algo habitual revisar y ajustar los textos del acuerdo en el proceso de las consultas y, de hecho, EE.UU. no ha dejado de ajustar las demandas en las más de diez rondas de consultas, acusando arbitrariamente a China de irresponsabilidad por "retroceder" en ellas. La verdad es que EE.UU., al obstinarse en una "presión extrema" sobre China, ha puesto muchos obstáculos a las consultas.

 

A raíz de febrero de 2018, cuando se iniciaron las consultas, EE.UU. ha quebrantado en tres ocasiones los consensos alcanzados por ambas partes, e incluso ha invalidado, tan solo diez días, el consenso de "no iniciar una guerra comercial".

 

En estas fricciones comerciales, nuestra decisión de defender los intereses legítimos es firme e inalterable. Destacamos que un acuerdo entre ambas partes tiene como requisitos que EE.UU. suprima los nuevos aranceles, las compras chinas se hagan partiendo de la realidad, y se logre el equilibrio de los textos de la consulta para que se correspondan con los intereses comunes.

 

Estamos dispuestos a promover, mediante cooperación, un acuerdo de beneficio mutuo, pero no vamos en absoluto a hacer cesiones respecto a los importantes temas relativos a los intereses clave.

 

2. ¿"Pierde EE.UU. en su comercio con China"?

 

A medida que se desarrolla la globalización económica, se han producido profundos cambios en la división del trabajo internacional y la distribución de las cadenas de valor. Por lo tanto, los beneficios que obtiene un país de su comercio exterior ya no pueden calcularse simplemente con el balance comercial.

 

Las estadísticas chinas revelan que en 2018, el superávit del comercio de bienes de China con Estados Unidos fue de 323.330 millones de dólares, y el déficit del comercio de servicios, 48.500 millones. En el primer caso, el 54% proviene de las empresas de capital extranjero y el 53%, del comercio de procesamiento.

 

Esto significa que en China muchas empresas transnacionales estadounidenses, utilizan las materias primas y manos de obra chinas para producir y complementar el último proceso de producción, y vender los productos en EE.UU. u otros países. Aquí todos los productos se ven englobados en las exportaciones chinas. Pero es obvio que los beneficios que se generan no pertenecen exclusivamente a China, que en lugar de ser el mayor beneficiario, solo obtiene una pequeña cantidad de beneficios del comercio de procesamiento. Es EE.UU. que se ha beneficiado enormemente de los eslabones de diseño, suministro de piezas de repuesto y marketing.

 

Por otra parte, las importaciones de EE.UU. a China le han traído aún más beneficios. China es su tercer mercado de exportación y el principal mercado de sus aviones, coches, circuitos integrados, soja y algodón.

 

Un informe publicado en mayo de 2019 por el Consejo Nacional del Comercio EE.UU-China señala que en el periodo comprendido entre 2009 y 2018, las exportaciones estadounidenses a China han sustentado más de 1,1 millones de puestos de trabajo, y que el mercado chino es de vital importancia para la economía estadounidense.

 

Pasando por alto estos hechos, EE.UU. cree que ha sufrido "pérdida" por el déficit comercial e insiste en pedir a China que compre determinados productos que no se corresponden a las demandas reales. Lo que es más, pone restricciones no solo a la exportación a China de productos de alta tecnología, sino también al acceso de productos chinos de este tipo al mercado estadounidense. No podemos menos que cuestionar estas prácticas sumamente inusitadas: ¿es avaricia o intriga?

 

3. ¿"China roba la propiedad intelectual estadounidense y hace transferencia forzada de tecnología"?

 

En 2017, China invirtió un total aproximado de 270.000 millones de dólares en la investigación y el desarrollo, lo que situó al país en el segundo lugar del mundo. Ese mismo año, el número de solicitudes de patentes de invención sumó 1.382.000, cifra que representa el primer lugar del mundo en siete años consecutivos.

 

En 2018, China, como el cuarto país importador de patentes, pagó un total de 35.800 millones de dólares por servicios de propiedad intelectual. El país siempre se adhiere al principio de beneficio mutuo y ganar-ganar como valores básicos para desarrollar la cooperación tecnológica internacional.

 

Alentamos y respetamos a las empresas tanto nacionales como internacionales para que emprendan voluntariamente esta cooperación, estamos en contra de la transferencia forzada de tecnología, y combatimos con toda severidad toda infracción y delito contra la propiedad intelectual.

 

La acusación estadounidense a China de transferencia forzada de tecnología carece de fundamento. La verdad es que algunos fabricantes de EE.UU. de chips para teléfonos móviles abusan de su posición de monopolio en el mercado para obligar a empresas chinas a permitirles el uso gratuito de sus patentes.

 

EE.UU. alega que la economía de su país sufre pérdidas anuales del 1% al 3% (225.000 - 600.000 millones de dólares) del PIB debidas a daños por infracciones de la propiedad intelectual, y que China es el principal infractor.

 

Sin embargo, hasta estos momentos, no se ha podido comprobar esta conclusión con ninguna evidencia convincente. Stephen S. Roach, catedrático de la Universidad Yale y ex-presidente de Morgan Stanley Asia, comenta que esa conclusión, sacada sobre la base de los productos falsificados y pirateados de 1.350 millones de dólares que fueron descubiertos en 2015, es una mera suposición hecha de acuerdo con los supuestos "modelos de evaluación de valores" poco fiables, por lo que no es convincente.

 

4. ¿"Huawei supone una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU."?

 

El Gobierno estadounidense considera como amenaza a la seguridad nacional a muchos productos importados, entre ellos acero, aluminio, coches y piezas de repuesto, equipos de telecomunicación e incluso el vino. Ha recurrido a la fuerza del Estado para acusar y vetar contra Huawei, una empresa tecnológica privada china con fuerte competitividad internacional. Se trata de un escrúpulo bullying económico.

 

EE.UU. ha difundido repetidamente la mentira de que "el gobierno chino ejerce el control informático mediante la red 5G de Huawei".

 

Sin embargo, del escándalo "PRISM" ocurrido en 2013, se puede concluir que el gobierno estadounidense ha estado ejerciendo, de modo planificado y en gran envergadura, el control sobre todo tipo de dispositivos electrónicos.

 

La seguridad nacional no es más que un pretexto al que recurre la Administración estadounidense para ejercer el bullying, y la verdadera razón por la que veta contra Huawei es probablemente el miedo y disgusto por la posición líder de la tecnología 5G de esta empresa.

 

Como importantes miembros de la comunidad internacional, China y la Unión Europea están entregadas a defender la paz y la estabilidad mundiales, mejorar la gobernanza global y asumen la misma posición en cuanto al mantenimiento del multilateralismo y el libre comercio.

 

China desea trabajar junto con España y otros países de la UE para amortiguar los daños causados por el unilateralismo y el proteccionismo a la economía mundial, y defender los propios intereses legales.

 

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